La disminución de la carga lectiva de cada docente es claramente una medida que aumenta los recursos, el cálculo de cupo de plantilla que le corresponde a cada centro, y mejora la labor de cada docente, pues reduce su carga de trabajo y el número de clases y alumnado que tiene que atender. Esta cuestión ha sido planteada por CCOO en campañas como “Menos es más” o “Repartir es mejorar”.
Además del impacto individual que tiene en cada docente, la mejora para el centro en su conjunto y en su organización es clara, pues puede organizar muchas más actuaciones y programas con más profesorado, que cuenta con más tiempo para otras funciones y coordinaciones. Por supuesto, adicionalmente a la disminución general, deben potenciarse las reducciones específicas y los recursos y apoyos adicionales mucho más de lo que se está haciendo en la actualidad.
En este último apartado se debe asegurar que determinadas figuras específicas tengan la dotación suficiente para que puedan desarrollar adecuadamente su labor en los centros, como es el caso de los equipos directivos, los perfiles de la red de orientación, los apoyos de atención a la diversidad, la coordinación de digitalización y la coordinación de bienestar y protección, entre otras. Reducir el horario lectivo del profesorado también mejorará, sin duda, la coordinación entre las y los profesionales del centro, y redundará en que los programas educativos se puedan hacer en las mejores condiciones.
Es conocido que la propuesta de CCOO todos estos años ha sido el establecimiento de un máximo de 18 periodos lectivos para Secundaria, Bachillerato, Formación Profesional y Régimen Especial, y de 23, para Infantil y Primaria. Esto se podría haber regulado ya por Real Decreto para todo el Estado, pero no se ha hecho. Cuando el Partido Popular, con el ministro Wert a la cabeza del Ministerio de Educación, incrementó el horario lectivo con el RD 14/2012, lo hizo con carácter de obligatorio cumplimiento para todas las administraciones educativas como medida de ahorro y recorte; y, sin embargo, cuando se derogó ese RD, estando la ministra Isabel Celaá, no se hizo lo mismo y solo se recomendó la reducción a las administraciones. Si bien esa derogación ha servido para la bajada de periodos lectivos en muchas comunidades autónomas, gracias al trabajo y la movilización promovida por CCOO, no es suficiente y debe haber una legislación estatal que obligue y mejore las condiciones laborales del profesorado en todas ellas.
Por supuesto, en una Ley de Estatuto Docente es el momento de seguir progresando e intentando reducir lo máximo posible ese horario lectivo por las razones expuestas, sin ponernos límites a priori.
Permanencia
El horario de permanencia en el centro debe también reducirse para mejorar las condiciones laborales del profesorado y que se cumpla de verdad su horario total prescriptivo. Todo docente sabe que su horario laboral oficial de 37,5 horas semanales está rebasado con creces en la realidad de su profesión. Pero es que, además, en el último acuerdo con Función Pública, se ha conseguido que el horario de todas y todos los empleados públicos deba ser de 35 horas semanales, reivindicación constante de CCOO.
Si se rebaja el horario lectivo y se ponen también los recursos generales y específicos extras necesarios al repartir el horario del centro, perfectamente se pueden hacer realidad esas 35 horas semanales. Para que esto sea realmente efectivo en el sector docente, debe reducirse el horario regular de permanencia en el centro.
Ratios
Las ratios deben mejorarse para incrementar la calidad educativa y la labor del profesorado en todos los sentidos. Hay muchos indicadores de ratio: alumnado por grupo, alumnado por docente, profesorado por grupo, ratios específicos de atención a la diversidad, etc. Sin duda, deben mejorarse todos.
Únicamente hay que ver las estadísticas del propio Ministerio para ver las enormes diferencias que hay en todas esas variables en las diferentes CC. AA. Es una situación que debe remediarse y que impacta enormemente en el trabajo del profesorado y en la calidad educativa.
La propuesta de CCOO es que, además de reducirse las ratios de las aulas con carácter general, hay que asociarlas a todos los perfiles de alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo escolarizado en cada grupo. La manera más efectiva de hacer esto es que todo ese alumnado, regulado en la LOMLOE, cuente doble a efectos de ratio.
Debe legislarse también el máximo de estudiantes a los que atiende cada docente en sus diferentes perfiles, generales o especialistas.
La variable profesorado por grupo va a estar afectada por todos los factores anteriores, pues sale directamente de dividir el profesorado total del centro por sus grupos. Si se aseguran todas las medidas planteadas, este indicador debería mejorar y homogeneizarse en todo el territorio.