PISA: un informe sobre el empobrecimiento

HACE UNAS SEMANAS CONOCIMOS LOS RESULTADOS DE PISA. Desde entonces, hemos visto en los medios de comunicación opiniones que venían a reforzar lo que ya enunciaba el documento: los resultados en España son malos en comprensión lectora y matemáticas, pero resistimos a la caída de nuestro entorno.

No deja de sorprender, en todos estos artículos y crónicas, que no se cuente con los principales agentes que tienen un efecto directo en el sistema educativo: trabajadoras y trabajadores, alumnado, familias y sindicatos. La cantidad de lugares comunes y de razonamientos manidos que contienen debe ser consecuencia de esto.

Desde CCOO tenemos claro el diagnóstico. Nos dedicamos, casi de manera militante, a pensar e imaginar qué podríamos hacer para que nuestra educación sea mejor y qué es lo que falla. Hablamos de ratios, atención a la diversidad, jornada lectiva, recursos, formación continua, salarios, intervención interdisciplinar en los centros, etc. Y PISA nos refuerza en estas necesidades. En los resultados se ve claramente un hecho preocupante y profundamente injusto que venimos denunciando hace años: quien viene de un entorno empobrecido tiene menos probabilidades de progresar en el sistema educativo.

Por esto deberíamos estar preguntando a quienes viven esta situación día a día, en vez de continuar haciendo conjeturas sobre el uso de las pantallas en el aula, que son más propias de un libro de coaching educativo, que de un análisis serio y de clase, del problema al que nos enfrentamos. Y con esto no quiero decir que el uso de las pantallas sea un debate que no debamos tener, sino que es sorprendente que el ojo mediático se haya situado ahí teniendo un señalamiento tan claro hacia las condiciones socioeconómicas del alumnado. En CCOO tenemos claro que educar no es solo enseñar, y que lo que incide en la educación del alumnado rebasa las puertas de los centros. Por eso hablamos del capital económico y, en consecuencia, del social y cultural.

Sin un plan integral para mejorar la vida del alumnado más empobrecido, hacer grandes cambios en el currículo siempre se quedará corto. Nuestros avances se quedarán en meros parches si no contamos con personal de trabajo social en los centros, que ayude a las familias sin recursos a encontrar lo que necesitan, a situarse en igualdad de condiciones en las relaciones sociales y culturales de su barrio, pueblo o ciudad. Sin más personal de administración, nuestras y nuestros docentes continuarán enterradas en burocracia. Y sin profesionales de la salud mental y de refuerzo educativo, no podremos atajar el problema de nuestro sistema de manera efectiva.

Es el momento de reivindicar el discurso de clase para proteger a nuestro alumnado y a los y las profesionales de la educación. Merecemos una educación de calidad y la exigimos en igualdad de condiciones.

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Pau Garcia Orrit

Secretaría de Juventud de FECCOO