Afíliate: este también es tu mundo

ME AFILIÉ AL SINDICATO POR MI PADRE. Me decía: “afíliate, es la mejor manera de conseguir derechos; el mundo del trabajo es una lucha continua, si no estamos unidos no conseguimos nada y podemos perder lo que tenemos, ha costado mucho llegar hasta aquí”.

Él llevaba toda la vida afiliado, desde la clandestinidad y yo lo admiraba por eso; pero eran otros tiempos, no veía la necesidad de afiliarme, había terminado Magisterio, preparaba oposiciones y hacía trabajos esporádicos… sin contrato, por supuesto.

Mi padre insistía y alguna vez lo acompañé al sindicato. Me sentía extraña allí, aquel no era mi mundo, un montón de viejos hablando de temas que no me importaban.

Un día me plantearon participar como monitora en un campamento infantil que organizaba un grupo de jóvenes de CCOO. No cobrábamos, pero era una actividad interesante y lo pasábamos bien. Me enganché.

Y por fin tuve trabajo. Según el contrato, era auxiliar administrativo a tiempo parcial, pero en realidad era monitora de transporte escolar, con una jornada imposible, fraccionada durante todo el día, de ocho a ocho, con intervalos de inactividad que apenas me daban para ir a casa y volver. Muchos días sustituía la falta de algún o alguna docente y me lo pagaban “en negro”. Fue una época dura.

En cuanto firmé el contrato, fui al sindicato a afiliarme. Me atendió un señor de unos 35 años, me informó y aclaró todas mis dudas respecto a mi situación laboral. Descubrí que aquel quizás podría ser mi mundo. Comencé a colaborar en Enseñanza. Pensé que los jóvenes, si estaban en paro, necesitaban información y formación. Me lancé. Busqué entre la afiliación quiénes estaban en situación de paro. Les enviaba todas las convocatorias, bolsas de empleo, ofertas… Creía, y lo sigo haciendo, que una persona necesita un trabajo, el que sea, que siempre habrá ocasión de cambiarlo por otro mejor. Y así conseguimos afiliar a casi setecientas personas.

Cuando oigo eso de “tenemos que acercarnos a los jóvenes”, “alguien que hable su lenguaje”, “hacer atractivo el sindicato”… no sé si echarme a reír o a llorar. Como he dicho antes, cuando llegué al sindicato me pareció un mundo de viejos que nada tenía que ver conmigo, pero al poco empezó a ser un mundo sin edad, de trabajo y solidaridad.

El sindicato evidentemente tiene que adaptarse a los nuevos tiempos, de cara a las personas jóvenes, en su gran mayoría en paro o con trabajos precarios. Lo más eficaz sigue siendo “información y formación”, tan simple como eso, utilizando los medios actuales, por supuesto. Es importante que las personas jóvenes conozcan el sindicato y que participen, que colaboren, que den ideas…, porque el futuro es de ellas y el sindicato también.

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María Díaz

Secretaría de Políticas Sociales de FECCOO