Una experiencia como delegado sindical de CCOO Enseñanza

COMO MAESTRO EN EL ÁMBITO DE LA ENSEÑANZA, SIEMPRE HE CREÍDO EN LA IMPORTANCIA DE DAR VOZ A LAS PREOCUPACIONES Y NECESIDADES DE MIS COLEGAS. En ese espíritu, y en un momento tan complicado como fue la reincorporación a los centros de trabajo en la COVID-19, tuve que dar un paso adelante en la defensa de mis compañeras y compañeros ante la vulneración de derechos en materia de salud laboral.

Tras este incidente, el sindicato provincial de Enseñanza de Comisiones Obreras de Salamanca me contactó, y empecé como delegado sindical, con la convicción de que la unión y la acción colectiva son fundamentales para mejorar las condiciones laborales y defender los derechos de las y los trabajadores en el sector educativo.

Desde el principio, me encontré con desafíos y responsabilidades que me obligaron a crecer y aprender rápidamente. Representar a mis compañeras maestras ante la dirección de la escuela y la dirección provincial de Salamanca es un honor, pero también una gran responsabilidad, donde cada día tienes que elegir entre lo fácil y lo valiente.

En CCOO he tenido la oportunidad de participar en varias campañas sindicales destinadas a mejorar las condiciones laborales y la calidad de la educación. Desde la lucha por la reducción de la carga lectiva a los mayores de 55 años de Castilla y León, como la más reciente, en la que desde la Federación Estatal se está reclamando la subida de nivel de todo el profesorado de España.

Sin embargo, el sindicalismo de clase en la educación pública de Castilla y León conlleva grandes desafíos. El primero de ellos, el Gobierno de derecha y extrema derecha que ahoga cada día más a la escuela pública, apostando por la enseñanza de los centros religiosos a través de distintos impagos a unos y subvenciones a otros, así como su ideario clasista y retrógrado.

La falta de sentimiento de clase del profesorado sería el segundo gran problema, y que nos lleva a fracasar en muchas de las negociaciones, a través de su apoyo a pseudosindicatos, que aprovechan su poder como agencia de colocación en las administraciones educativas, y que únicamente se preocupan de lo que es bueno para ellos, sin importarles lo que le suceda al resto de la sociedad. Esto es algo con lo que debemos trabajar desde Comisiones Obreras.

Mi experiencia como delegado sindical de CCOO está siendo muy enriquecedora, pudiendo trabajar codo con codo junto a compañeras y compañeros excelentes, defendiendo nuestros derechos y aspirando a un futuro mejor para la educación en nuestro país.

Tenemos muchos retos por delante y muchas piedras por el camino, pero, como dijo Marcelino Camacho, “si uno cae, se vuelve a levantar y sigue adelante”.

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Héctor Vicente Carrasco

Delegado de CCOO en la Junta Personal Docente de Salamanca