Cultura emprendedora también para el profesorado

EN LOS ÚLTIMOS AÑOS SE HA PRODUCIDO UN CAMBIO EN EL SISTEMA EDUCATIVO, TANTO EN EL TRABAJO DIARIO DE LOS Y LAS DOCENTES COMO EN LAS METODOLOGÍAS Y RECURSOS QUE SE LLEVAN AL AULA. También se han visto afectadas las relaciones laborales dentro de la lógica del neoliberalismo y su avance en los servicios públicos.

Así, recientemente, se está desarrollando la figura del profesorado como emprendedor que, además de enseñar, también “forma a formadores” y crea recursos didácticos que posteriormente comercializa en plataformas.

De acuerdo con las políticas del libre mercado, la producción de materiales didácticos fue delegada desde las administraciones a las editoriales que, como empresas privadas que son, se lucran con esta actividad. De esta manera, los libros de texto y recursos de las editoriales, tanto digitales como en papel, son los principales materiales didácticos empleados en las aulas, a pesar del desprestigio que sufren. Esta pérdida de valor proviene de un enfoque pedagógico compartido y difundido por las administraciones educativas que ofrecen una visión negativa de los libros de texto, alegando que se corresponden con un sistema educativo desfasado, basado en contenidos y que no se adapta al alumnado. Así, se promueve que sea el profesorado quien elabore sus materiales alegando que se adaptan más al alumnado. Son frecuentes los cursos de las administraciones invitando a convertirse en “creadores/as de contenido” o con nociones sobre derechos de autor/a.

En consecuencia, los y las profesionales deben dedicar una enorme cantidad de horas, al mismo tiempo que la sociedad y la Administración les exigen cada vez más. Esta dedicación genera, en parte del profesorado, un sentimiento de propiedad sobre su producción que trata de rentabilizar a través de las plataformas en línea, en lugar de compartirla gratuitamente. La proliferación de estas páginas web está produciendo un cambio en la base material de los y las docentes que ya no se dedican solo a la enseñanza, sino a la comercialización de estos recursos didácticos. En último término, esto conlleva una transformación en la mentalidad y en las relaciones profesionales, atomizándolas. Los claustros se convierten, al final, en espacios insolidarios en los que cada uno se preocupa de sí y, en lugar de existir apoyo y respaldo entre compañeros y compañeras, cada palo aguanta su propia vela.

¿Qué podemos hacer para promover lazos de solidaridad entre el profesorado y eliminar estas sinergias individualistas y neoliberales? Es necesario exigir a las administraciones, entre otras cosas, que recuperen el liderazgo en la creación de materiales didácticos que puedan ser utilizados de manera libre en las aulas, liberando al profesorado de tener que asumir esta inabarcable tarea. Así, tal vez tendríamos docentes con más tiempo para enseñar, para preocuparse por el alumnado y para dar vida a los centros educativos.

Escribir comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Autoría

Imagen del autor

Marta Fernández García

Profesora de Secundaria y secretaria de Juventud de la Unión Comarcal de Oviedo