Es por ello por lo que en este trabajo se presenta un resumen de los principales hallazgos que se recogen en dicho informe, con el fin de que lleguen al mayor número posible de docentes.
De igual modo, se trasladan algunas conclusiones del informe: “Panorama de la educación. Indicadores de la OCDE 2024. Informe español”.
Es frecuente que fuera del ámbito educativo, la jornada laboral docente se confunda con el horario lectivo, con evidente intencionalidad. De manera general, el profesorado, tiene un horario laboral de 37,5 horas semanales. En este contexto, desde la Federación de Enseñanza de CCOO se considera fundamental analizar la jornada real de trabajo del profesorado, porque más allá de las 37,5 horas semanales, en la práctica el profesorado dedica muchas más horas a sus funciones educativas.
Las condiciones en las que el profesorado realiza su labor son fundamentales para su calidad de vida y su salud, especialmente su salud mental y para reducir sus riesgos psicosociales, pero lo son especialmente para la calidad y mejora del sistema educativo.
Para buscar soluciones a la evidente sobrecarga que está sufriendo el profesorado, el primer paso es dimensionarla lo más posible, y de manera objetiva, para evidenciar la situación y conseguir las soluciones adecuadas.
El primer parámetro que CCOO, utiliza para hacer este análisis se basa en definir a cuántos alumnos y alumnas de media atiende cada docente en las diferentes etapas educativa (enseñanzas de régimen general).
Normalmente, en los datos oficiales se usan indicadores globales que pueden generar interpretaciones erróneas de la situación. Por ejemplo, un indicador muy comentado es el de estudiantes por docente, calculado dividiendo el total del alumnado entre el total del profesorado. Esto da la impresión de un número no muy elevado, pero es un dato que no tiene en cuenta que cada estudiante recibe atención y asiste a clase con más de un/a docente y que cada docente da clase a varios grupos de alumnas y alumnos.
Otro error muy habitual es asumir la ratio de alumnado por grupo o aula como el ratio de alumnado que atiende cada profesor/a. Esto no es así, porque a cada grupo le dan clases diferentes docentes. Por ello, para realmente hacerse cargo de la realidad, es mucho más ajustado mirar a cuánto alumnado atiende cada docente. Esto último no está calculado así en los datos oficiales, pero nosotros desde CCOO lo hemos realizado en virtud de las estadísticas oficiales.

Los resultados al calcular el número medio de grupos a los que da clase cada docente, tanto en centros educativos de Infantil y Primaria (CEIP) como en centros de Educación Secundaria (IES), y luego multiplicando esa cifra por el número medio de alumnado por grupo, son los que se recogen en el cuadro 1 (hay que tener en cuenta que en los CEIP se ha hecho una media ponderada de las enseñanzas que se imparten en estos centros de
Infantil y Primaria, y en IES una media también ponderada incluyendo todas las enseñanzas que se imparten: ESO, Bachillerato y los
diferentes grados de FP).
Aunque es importante no perder de vista que estamos trabajando con magnitudes medias, lo cierto es que se observan importantes diferencias entre unas comunidades autónomas y otras. Así por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, el profesorado de Infantil y Primaria atiende de media a 64,08 alumnas/os, frente a los 39,19 de Euskadi.
Situación que se repite en Secundaria, en la que las y los docentes de la Comunidad de Madrid, atienden a 112,94 alumnas/os, frente a los 64,55 de Euskadi1.
Para continuar con el análisis, desde los planteamientos expresados, es de igual modo importante definir cuánto tiempo es razonable asumir que un profesor o profesora dedica a su alumnado fuera de las aulas y en actividades grupales. Este tiempo, se dedicaría principalmente, para realizar actuaciones específicas solo para ese alumno o alumna: preparar materiales y adaptaciones específicas, hacer el seguimiento individualizado de sus tareas, trabajos, pruebas escritas, etc.
En los cuadros 2 y 3, se recogen las estimaciones del tiempo semanal mínimo de dedicación de cada docente, desglosado por CC. AA. para cumplir con las tareas educativas indispensables, en CEIP y en centros de Educación Secundaria.
Hemos asumido en nuestros cálculos que un tiempo de atención al alumnado haciendo una valoración de mínimos, podría estar entre los 12 y 15 minutos por estudiante a la semana para estas tareas. En cualquier caso, hemos calculado la jornada total en los escenarios de 10, 12 y 15 minutos por estudiante a la semana, comprobando que en todos los escenarios planteados el tiempo de trabajo real está muy por encima de la jornada oficial.


Estos datos ponen en evidencia que las 30 horas de permanencia más las 7 horas y media de libre disposición en ningún caso son suficientes para asumir las tareas mínimas que debe desarrollar cada docente, y que el profesorado supera por mucho la dedicación horaria oficial establecida, lo que en muchos casos se traduce en una sobrecarga de trabajo importante.
Por su parte, el informe de la OCDE, “Panorama de la educación. Indicadores de la OCDE 2024. Informe español”, señala, en relación con el horario de trabajo y enseñanza del profesorado español, que imparte más horas de clase, tanto en Educación Primaria como en Educación Secundaria que la media del profesorado de la UE25. Así, por ejemplo, una docente o un docente de Educación Primaria de Finlandia dedica 673 horas anuales a la docencia directa, frente a las 854 de España. Lo mismo ocurre si tomamos los datos del número de horas de la Educación Secundaria primera etapa: 656 horas el profesorado español frente a las 595 del profesorado finlandés. A todo esto, habría que sumar que, según los datos de la OCDE, las y los docentes de Educación Primaria en España, imparten más horas de clase diarias que las medias internacionales. La media española está en 4,9 horas de clase al día frente a las 4 horas de media de la UE25.
Por su parte, en España el profesorado de Educación Secundaria permanece en el centro 1.126 horas anuales, frente a las 680 horas de Finlandia o las 816 de Portugal.
Por último, en línea con lo que hemos señalado en nuestro informe de inicio de curso, la OCDE recoge: “La carga de trabajo del profesorado no se compone únicamente de las horas dedicadas a impartir clase. Es necesario también tener en cuenta, para analizar correctamente la demanda de trabajo que se pide al colectivo docente en cada país, el tiempo dedicado a otras actividades, tales como corregir o revisar el trabajo del alumnado, preparar las clases, la formación continua o las reuniones de coordinación y con las familias. Una mayor carga de docencia directa se puede relacionar con menor disponibilidad de tiempo para completar el resto de las tareas docentes que igualmente se relacionan con la calidad de la enseñanza. A su vez, puede indicar que el profesorado tiene que realizar parte de su trabajo fuera del horario establecido por la legislación y, por lo tanto, trabaja más horas de las que exige su horario de trabajo oficial” (OCDE 2024, pág. 133).
Las soluciones que desde CCOO proponemos, para la realidad del trabajo del profesorado que se ha dibujado en estas líneas, pasa de manera ineludible y urgente por incrementar el número de docentes y bajar las ratios de alumnado por grupo, pero manteniendo y aumentando el número de docentes por cada grupo nuevo que surja de esa bajada de ratios.
Las y los docentes adicionales que necesita urgentemente el sistema, y que CCOO ha reivindicado de manera constante, combinado con planes y recursos para reducir la carga burocrática del profesorado, servirían para mejorar esta situación. No obstante, la sobrecarga actual es tal que, con el incremento de plantillas, junto con esa reducción del trabajo administrativo, seguiríamos sin llegar a conseguir que el profesorado tuviera tiempo para realizar todas sus funciones en su jornada oficial establecida en algunos territorios y sería necesario incorporar docentes adicionales en las CC. AA. que tienen peor situación.
En un modesto escenario de 37,5 horas semanales y 10 minutos de atención semanal al alumnado estaríamos hablando de la necesidad mínima de incrementar en 84.915 docentes las plantillas para poder reconducir la sobrecarga de trabajo del profesorado.
1 Es importante considerar que estamos hablando de medias y que, por tanto, las diferentes realidades concretas en general –y luego a su vez dentro de los diferentes territorios– son muy diversas. En especial, hay grandes diferencias asociadas a las ratios de las aulas en diferentes tipos de zonas, desde aquellas urbanas con gran masificación en las aulas a otras rurales con ratios más bajas, lo que deriva en marcadas diferencias. Por poner un ejemplo concreto, 4 grupos de la ESO pueden suponer 120 alumnas y alumnos en unas, y 80 en otras.