A PESAR DE LOS SIGNIFICATIVOS AVANCES LOGRADOS GRACIAS A LA LUCHA FEMINISTA, la desigualdad sigue marcando la situación dentro y fuera del mercado laboral, tal como apunta Albert Llargúes en su artículo. Las mujeres sufren mayor precariedad contractual, la temporalidad y la parcialidad les afectan de forma especialmente intensa, así como la segregación horizontal y vertical, la brecha salarial o el techo de cristal.