Seguimos teniendo un modelo productivo basado en los servicios de bajo valor, cada vez menos industrial y con un empleo precario y de bajos salarios. Es necesario el incremento salarial y, con él, la recuperación del poder adquisitivo para mejorar la vida de las personas e impulsar la demanda interna. También es preciso aumentar la inversión pública y fomentar la actividad industrial.
El análisis confederal de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre del año, arroja las siguientes conclusiones:
Por un lado, el mercado de trabajo se caracteriza por el paro de larga duración y la precariedad del empleo. Si bien con la llegada del buen tiempo cae el desempleo con la ocupación relacionada con el turismo, ese crecimiento es estacional, de temporada, y vinculado en un 90% al comercio, la hostelería y la construcción. Dos tercios de los contratos son temporales. No es un cambio estructural de la economía.
El problema de desempleo se ve agravado por dos circunstancias: por un lado, aún hay en España 1.493.800 hogares en los que todos sus miembros están en paro. Y por otro, a pesar de la ligera reducción en los últimos trimestres, hay 693.600 hogares en los que no existe ningún ingreso laboral, ni salario, ni pensión, ni prestación por desempleo.
En relación a la protección por desempleo, con datos del mes de junio, el número de personas beneficiarias de prestaciones por desempleo disminuye más (9,5%) que el número de personas desempleadas inscritas en las oficinas de empleo (8,6%), así se reduce la tasa de cobertura de las prestaciones por desempleo. Además, también es mayor el número de personas beneficiarias de prestaciones asistenciales (de menor cuantía) que de contributivas, con la consiguiente reducción del gasto en prestaciones; eso sí, a costa de empeorar la situación de las personas más desfavorecidas. Cada vez son menos las personas desempleadas que cobran prestaciones y cada mes que pasa la prestación es más baja. Esta situación en parte se debe a la corta duración de los contratos.
El problema de desempleo se ve agravado por dos circunstancias: aún hay en España 1.493.800 hogares en los que todos sus miembros están en paro y hay 693.600 hogares en los que no existe ningún ingreso
Desajuste entre la formación y la demanda del mercado de trabajo
El desempleo de larga duración es uno de los problemas sociales más persistentes y más graves, los problemas vinculados al paro se agudizan y se multiplican cuando se lleva mucho tiempo en esta situación. El paro de larga duración se debe en gran medida al desajuste entre la formación y la demanda del mercado de trabajo: personas que abandonan el sistema educativo tras la educación obligatoria tienen pocas probabilidades de trabajo, sobre todo teniendo en cuenta la mayor demanda de personal cualificado debido a los cambios tecnológicos. Así, aquellas con menos cualificación no sólo tienen más dificultad para encontrar empleo, sino también para permanecer en él y para recolocarse. Por último, esta situación afecta a las personas de más edad, lo que, unido a una menor formación en relación a la demanda del mercado, hace extremadamente difícil su vuelta a la actividad laboral.