La importancia de la afiliación en época de recesión

A NADIE CON UN POCO DE TRAYECTORIA SINDICAL le sorprende que la afiliación del sindicato constituye su principal activo y conforma la base de su fuerza. Quizás sí llama la atención la correlación directa entre altos niveles de sindicalización de la clase trabajadora de un país y sus condiciones de vida, de manera que, a mayor nivel de afiliación sindical, mejores condiciones laborales, económicas y democráticas.

Pues eso es exactamente lo que se desprende al analizar y comparar algunas variables macroeconómicas y de afiliación a organizaciones sindicales en algunos países. Algunos datos: por un lado, países nórdicos, como Suecia, Dinamarca y Finlandia, tienen unos porcentajes de afiliación próximos al 80% de su clase trabajadora. Su salario mínimo y medio se sitúan alrededor del doble que en España, que, por su parte, no llega al 20% de afiliación, situándose al nivel de los países del Este, los más pobres de Europa. Por otro lado, en EE. UU. los estados con mayor índice de sindicalización reducen brechas salariales de género y raciales, aumentando, por ejemplo, el salario de las mujeres representadas un 4,7% sobre las no representadas.

 

Fortalezas y debilidades

En contraposición, la inmensa mayoría de empresarios de este país son perfectamente conscientes de la importancia de estar asociados, ya que en este caso se sitúan por encima de la media europea, con casi un 70% de afiliación a alguna organización empresarial, con las repercusiones que esto tiene, por ejemplo, sobre la negociación colectiva. Ante una situación en la que dos partes en conflicto defienden sus intereses (contrapuestos), conocer el porcentaje afiliativo del adversario, y por tanto su capacidad movilizadora, proporciona información vital en el desarrollo del proceso. El empresariado conoce perfectamente las fortalezas y debilidades de la contraparte, la fuerza real de las organizaciones sindicales. Cuanta más gente tengan afiliada, mayor será su fuerza en la negociación y más fácil será conseguir un mayor número de concesiones.

Existen estudios que apuntan, por un lado, que un aumento afiliativo de un 10% supone de manera automática un incremento salarial medio próximo a un 3,5%, y por otro, que el grado de afiliación también repercute directamente sobre las desigualdades sociales. España es uno de los países europeos con mayores desigualdades, mientras que los países nórdicos son los que muestran un índice menor, en todos los aspectos, y esto se debe, en parte, al hecho de que los países que disponen de sindicatos más fuertes consiguen tener una mayor y mejor redistribución de la riqueza, ya que sus gobiernos se ven forzados a practicar políticas más sociales. En definitiva, los sindicatos también tienen efectos positivos en la vida de las personas trabajadoras fuera del ámbito laboral. Así, resulta evidente que como organización sindical tenemos que intensificar nuestra presencia en los centros para reforzar la afiliación y combatir, de manera simultánea, la precarización y la desigualdad.

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Pedro Ocaña

Secretario de Privada y Servicios Socioeducativos