Y después de una semana… ¿qué?

EL PASADO 17 DE OCTUBRE SE CELEBRÓ EL DÍA INTERNACIONAL PARA LA ERRADICACIÓN DE LA POBREZA. Tanto los medios como las redes sociales se hicieron eco de esta celebración, lo que está muy bien, pero ¿quién se acuerda una semana después?

En 2015 se aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. El primero de ellos es Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”; sin embargo, los datos nos indican que estamos muy lejos de conseguirlo.

A nivel mundial, en 1990 había un 36% de personas viviendo en situación de pobreza extrema (menos de 1,90 dólares al día), porcentaje que disminuyó hasta un 10% en 2015, pero la crisis provocada por la COVID-19 podría provocar un aumento de la pobreza en torno al 8%, lo que supondría añadir 500 millones de personas a los 700 millones que se calculan en la actualidad, fundamentalmente en los países en desarrollo.

Vivir en situación de extrema pobreza significa no poder satisfacer las necesidades más básicas: salud, educación, acceso al agua y saneamiento… Pero la pobreza no se da por igual en todos los países o en todas las zonas. Por ejemplo, en áreas rurales, los índices de pobreza son del 17,2%, más del triple que en las áreas urbanas, un fenómeno que se repite en todo el mundo.

En contra de lo que pueda parecer, un puesto de trabajo no garantiza librarse de la pobreza. De hecho, un 8% de personas trabajadoras de todo el mundo y sus familias vivían en situación de extrema pobreza en 2018. Y, si nos centramos en la infancia, el 20% de las niñas y niños del mundo, vive en situación de extrema pobreza. Garantizar la protección social de la infancia y otros grupos vulnerables es fundamental para erradicar la pobreza.

Para tener una visión más amplia, conviene conocer algunos datos, a nivel mundial:

  • Unas 783 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza.
  • En 2016, menos del 10% de las personas trabajadoras, vivían con sus familias con menos de 1,90 dólares diarios por persona.
  • En el tramo de edad entre 25 y 34 años, 122 mujeres por cada 100 hombres viven en extrema pobreza.
  • La mayoría de las personas que viven por debajo del umbral de la pobreza, en torno al 70%, viven en Asia meridional y África subsahariana.
  • El 50% de las personas en situación de pobreza viven en países de ingresos medianos bajos como China, India, Indonesia o Nigeria.
  • 30 millones de niñas y niños crecen pobres en los países más ricos del mundo.
  • Las altas tasas de pobreza extrema se encuentran con frecuencia en los países vulnerables y afectados por conflictos.
  • En 2016, solo el 45% de la población mundial estaba amparada por algún sistema de protección social con al menos una prestación en efectivo.

Con estos datos, no parece fácil erradicar la pobreza en el mundo para 2030. Sería posible con un crecimiento económico acompañado de una distribución de la riqueza y un aumento del gasto social suficiente para atender las necesidades de cada colectivo.

Son necesarios unos salarios dignos que permitan salir del umbral de la pobreza, una mejora tanto de la calidad del empleo, sus condiciones laborales y salariales, así como unos servicios públicos que garanticen los derechos fundamentales a toda la población: acceso a la educación, sanidad, servicios de dependencia, vivienda, pensiones…, en igualdad de condiciones. Para ello, es imprescindible voluntad política y cooperación, donde aporte más quien más tiene. Es impensable que una bajada de impuestos no repercuta en la cantidad y calidad de los servicios públicos.

Si no nos ponemos a la tarea, si los gobiernos no afrontan el problema de una forma realista y con voluntad de solución, celebrar un Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, es como hacer “propósitos de año nuevo: dejar de fumar, hacer deporte…”, que duran lo mismo que unas pompas de jabón.

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María Díaz

Secretaría de Políticas Sociales de FECCOO