Es la hora del Estatuto Docente

LA LOMLOE COMPROMETÍA, en su disposición adicional séptima, normativa sobre el desarrollo de la profesión docente y la elaboración de una propuesta sobre el Estatuto Docente, en el plazo máximo de un año tras su
aprobación. Superado ampliamente el periodo previsto, no tenemos aún una propuesta que merezca ser tomada en consideración.

El Ministerio de Educación presentó, hace poco más de un año, un documento que contenía 24 medidas aludiendo a diferentes cuestiones que tienen que ver con la formación inicial y permanente, o las competencias necesarias para ejercer la profesión docente –cuestiones todas ellas sobre las que hay que reflexionar–, pero obviaba todo lo que tiene que ver con el modelo de desarrollo profesional, las condiciones laborales, los derechos y deberes del profesorado… En definitiva, un documento insuficiente, parcial y poco meditado, que no servía para abordar el necesario debate sobre la profesión docente. Un intento poco afortunado de cumplir los plazos establecidos en la Ley, soslayando aquellos aspectos que pueden resultar más complejos o que aparejan un mayor coste presupuestario.

Desde CCOO hemos hecho algunas consideraciones que son elementos clave a la hora de abordar la negociación del Estatuto Docente. En primer lugar, entendemos que hay que construir la profesión docente desde una perspectiva integral, abordando de forma conjunta, como elementos de un todo coherente, el debate sobre la formación inicial, el acceso a la profesión, la formación permanente o el modelo de carrera o desarrollo profesional. No sería razonable, y no vamos a aceptar un debate, como planteaba el Ministerio con las 24 medidas, sobre aspectos parciales, sin una visión de conjunto. Así, las condiciones laborales y el modelo de carrera o desarrollo profesional no pueden quedar aparcados en el debate, ya que son elementos fundamentales del modelo de profesión docente. Partimos de la consideración de que la docencia es una profesión con compromiso social. Desde este punto de vista, el profesorado es un agente clave en la construcción de una sociedad más justa, libre y democrática; y, por tanto, su rol trasciende al papel técnico de mero instructor.

No podemos abordar el debate sobre el profesorado sin este colectivo, como se hace, por ejemplo, con el diseño y evaluación de las leyes educativas. Hay que articular procesos que permitan a las y los docentes participar en el debate, y recoger sus opiniones y sus propuestas.

Las condiciones laborales del profesorado tienen una relación directa con la calidad del trabajo que desempeñan y son, a la vez, un factor clave de la calidad de la enseñanza, deteriorada por años de recortes –salario, plantillas, ratios, horarios lectivos–, que han incrementado la precariedad en el empleo y la temporalidad, y que han asolado la formación permanente, etc. Todos ellos elementos a revertir si queremos construir una profesión digna. Así, resulta inaceptable que el Ministerio se niegue a regular con carácter básico la recuperación del horario lectivo del profesorado o las ratios existentes antes del RD 14/2012. Si resultó posible regular con carácter básico los recortes, ha de serlo también recuperar la situación anterior para el conjunto de las administraciones educativas.

Hay que articular procesos que permitan a las y los docentes participar en el debate, y recoger sus opiniones y sus propuestas

A partir de estas premisas hay que poner en marcha un proceso de negociación y de participación que aborde la formación inicial, el acceso y el modelo de inmersión en la profesión docente, la formación permanente, las condiciones laborales y retributivas, y el modelo de desarrollo profesional.

Sin duda, son debates complejos y de mucha enjundia. Tendremos que plantearnos qué cambios introducir en la formación inicial, que necesitará cambios de calado, tanto en su estructura como en el peso y el papel de la fase de prácticas, para lo que habrá que contar con las universidades.

Tendremos que dar un renovado impulso a la formación permanente, asolada por años de recortes, recuperando los centros de profesorado y garantizando una red colaborativa entre ellos, así como potenciando la formación en los propios centros y dentro del horario lectivo del profesorado, poniendo mayor énfasis en la innovación y experimentación educativas, el intercambio de experiencias, el trabajo colaborativo…

Habrá que pensar en un sistema de acceso que debe cambiar para ser más eficaz a la hora de seleccionar el perfil de profesorado que se defina, que ponga en valor tanto los conocimientos acreditados por el título como las competencias necesarias para ser docente. Una profesión digna para una educación de calidad precisa de plantillas estables, lo que exige reducir las tasas de temporalidad culminando el proceso de estabilización.

Y, por último, en el marco del Estatuto Docente, tendremos que definir un modelo de desarrollo profesional voluntario, confidencial y basado en la acreditación de competencias profesionales, que valore, entre otros temas, la docencia directa, la gestión democrática, la innovación e investigación educativa…, y que desligue, de forma inequívoca, el desarrollo profesional del nivel de rendimiento del alumnado, propuesta que ha sido presentada recientemente desde posiciones políticas conservadoras.

En CCOO tenemos una serie de propuestas, articuladas en torno a un decálogo que recoge el conjunto de los temas a tratar y sobre el que estamos desarrollando una campaña reivindicativa. La situación no puede dilatarse más. El Ministerio de Educación tiene que llevar a la mesa una propuesta de agenda y de calendario de trabajo para abordar la negociación. Es la hora del Estatuto Docente.

Últimos comentarios

  • Benet Castillejos

    A ver si hacemos alguna cosa para presionar al Ministerio y se consulta a las bases cuando se tenga un posible borrador

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Francisco García

Secretario general FECCOO