Sindicalismo de clase vs. sindicalismo corporativo en la enseñanza concertada

BUENA PARTE DE QUIENES TRABAJAN EN LA CONCERTADA HAN PREFERIDO UN MODELO SINDICAL CORPORATIVO, representado mayoritariamente por FSIE, frente al modelo de clase de CCOO. El mal llamado sindicato independiente, pese a no haber sido partícipe de las mejoras de las condiciones laborales en el sector, va imponiendo, con la ayuda de quienes le amparan y promocionan, un relato discordante con lo acontecido en estos 40 años.

Desde los orígenes de la concertada, CCOO ha tenido un papel fundamental en los avances: en 1978 solicitábamos eliminar el régimen de subvenciones, que generaba serios problemas laborales y educativos, apostando por un modelo que garantizase el mayor control de los fondos públicos recibidos, en especial mediante el pago delegado para el personal docente, y defendiéndolo cuando la LOPEG (1995) proponía su supresión. CCOO, en solitario, convocó una huelga que logró mantenerlo.

Es incuestionable que los progresos retributivos en la concertada son producto de extender los acuerdos firmados por CCOO en el ámbito de la función pública, a los que FSIE es totalmente ajeno. El Acuerdo de Sexenios (1991) en la enseñanza pública ha servido para que tres autonomías lo extendieran a la concertada. El resto de las mejoras proceden de la Reforma Laboral, especialmente con la sustitución de la contratación temporal por la indefinida, la subida del SMI hasta 1.080 euros, la conciliación con la extensión del permiso de paternidad y los nuevos derechos de la Ley de Familias, o la implementación de la jubilación parcial y la reforma del sistema público de pensiones. Estas son una muestra de la importancia de CCOO en los logros materializados, también en la concertada, y de los que FSIE no puede ser partícipe, al no estar presente en los ámbitos de negociación en los que se dirimen dichas cuestiones.

El papel de CCOO en los inicios de la enseñanza privada supuso la semilla en la creación y conquista de los derechos laborales en la concertada. Desde hace años se evidencia que la inacción y servilismo del sindicato mayoritario ha sido fundamental en el debilitamiento de esos derechos. Solo hay que comprobar las barbaridades firmadas en el VI Convenio Colectivo, como supeditar el abono de la paga extraordinaria de antigüedad a la voluntad de las CC. AA., exonerando a las empresas del pago, o la supeditación de los incrementos retributivos del personal en pago delegado a los PGE, limitando la negociación colectiva.

La ausencia de reivindicación en la Mesa Negociadora por parte del sindicato mayoritario, junto a su condescendencia hacia quienes lo alimentan, podría ser mucho peor para los intereses de las personas trabajadoras si no fuese por la irradiación de los acuerdos alcanzados por CCOO. Nunca un 11% de representatividad en el sector supo a tanto.

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Pedro Ocaña

Secretario de Privada y Servicios Socioeducativos