FECCOO exige planes de adecuación de los centros educativos ante la crisis climática

UN AÑO MÁS HEMOS VISTO QUE LAS TEMPERATURAS MEDIAS SIGUEN SUBIENDO. Cada mes se superan los anteriores récords. Así, este pasado verano ha sido el más cálido desde que hay registros.

En el caso de nuestro país hemos tenido olas de calor de una duración e intensidad nunca vistos. Las aguas del Mediterráneo han estado más de medio año por encima del promedio. La altura a la que los globos aerostáticos han medido el umbral de los 0º C en los Alpes ha superado los 5.200 metros de altitud (más de cien con respecto a los de hace un año, que ya supuso un nuevo récord). Los incendios han sido devastadores, como en el caso de Tenerife que se reactivó a primeros de octubre por la última ola de calor. Las tormentas y las DANA han sido devastadoras en el Mare Nostrum (recordad lo ocurrido en Grecia y Libia). Y así, un largo suma y sigue.

Por otro lado, un reciente estudio sugiere que un aumento de 2ºC podría hacer que numerosas zonas del planeta se vuelvan inhabitables si la crisis climática sigue conllevando un aumento de las temperaturas. No podemos olvidar que nuestro cuerpo tiene que mantenerse debajo de los 35º C y por eso, si la temperatura exterior sube y si la humedad relativa es alta, tendremos serios problemas para refrigerar nuestro cuerpo y podemos llegar al colapso, como es lo que suele ocurrir cuando sufrimos un golpe de calor.

El problema del calentamiento global es que no solo aumenta la temperatura, sino que hace más frecuentes, intensas y duraderas las olas de calor, como llevamos años advirtiendo desde FECCOO, y esto supone que se puedan sobrepasar los límites de la termorregulación humana que hacen que podamos refrescarnos. Si esta situación dura muchos días consecutivos y durante muchas horas cada día, la afección a la salud es incuestionable. Esto es lo que está sucediendo, justo cuando escribimos este artículo, en Islas Canarias. En otoño, cuando las temperaturas deberían ir descendiendo, el archipiélago soporta noche tórridas, con temperaturas mínimas, en algunos lugares, de 25º o 30ºC, y con temperaturas máximas propias de julio o agosto, rondando los 40ºC, y con una humedad muy elevada. Por ese motivo, el Gobierno de Canarias ha suspendido las clases durante algunos días.

Pero hay más datos: octubre ha pisoteado los registros máximos de temperatura en prácticamente todo el país. Algunas zonas del Guadalquivir, como en Montoro (Córdoba), han llegado a los 38ºC en pleno otoño, mientras que en algunas zonas del norte los valores habituales se han superado en hasta once grados.

No es ninguna novedad

Desde FECCOO llevamos años exigiendo que se tomen medidas para esto. Se hace urgente que se concrete el plan ministerial para adecuar los centros educativos a la crisis climática y al aumento de temperatura. Por ello, exigimos a todos los gobiernos autonómicos que pongan en marcha planes similares y establezcan protocolos claros para hacer frente a este tipo de situaciones cada vez más presentes. No podemos olvidar que el calor mata, que las olas de calor suponen un aumento de la mortalidad y la morbilidad (con más ingresos hospitalarios), afectando especialmente a niños y niñas y a muchos trabajadores y trabajadoras de la Enseñanza que padecen enfermedades crónicas.

Por otra parte, exigimos que los diferentes responsables políticos y las distintas administraciones hagan caso en todo momento a las recomendaciones de los científicos y de la AEMET. Recordemos que hace poco hemos padecido los efectos perversos de diferentes DANA, episodios en los que han fallecido algunas personas. Por eso, los protocolos de actuación en el ámbito educativo no solo deben incluir las medidas a adoptar en el caso de las olas y los episodios de calor, sino que también deben contemplar otro tipo de fenómenos como los citados. En estos casos deben incluir el cierre de colegios en cuanto se activen las alertas por fenómenos meteorológicos adversos.

Lo que ha pasado en Libia puede ocurrir en nuestro país. El aumento constante de las temperaturas atmosféricas en la cuenca del Mediterráneo, así como el incremento persistente de la temperatura del agua, que también se repite en el Atlántico, suponen una carga de energía que puede conllevar al desarrollo de fenómenos meteorológicos cada vez más adversos, generalizándose hasta ahora algunos meramente teóricos en nuestro entorno, como son la presencia de tornados o derechos (un derecho es como un tornado en el que los vientos no giran, sino que avanzan en línea recta, como un frente) de gran violencia; y, sobre todo, no sería descartable que viésemos la aparición de Medicanes (huracanes en el Mediterráneo). De hecho, las lluvias torrenciales en Grecia y Libia han sido fruto de una tormenta extra tropical, es decir, el estadio inmediatamente anterior al de un huracán de fuerza 1.

Por lo tanto, se hace urgente tomar medidas para que este tipo de fenómenos no conlleven desgracias que luego tengamos que lamentar.

Desde FECCOO insistimos en que hay que poner en marcha un plan de adecuación de los centros educativos para combatir las olas de calor, que ya vemos que se adelantan en el calendario y se hacen más tardías, que su duración es cada vez mayor y los picos de temperatura son cada vez más altos, al mismo tiempo que se elaboran protocolos de actuación ante cualquier adversidad climática.

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Encarnación Pizarro Pariente

Secretaría de Salud Laboral, Medio Ambiente y Formación para el Empleo de FECCOO

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Rafael Páez

Secretaría de Salud Laboral y Medio Ambiente de FECCOO