Día __ de confinamiento.
8:00. Suena el despertador. Ducha, café, repaso a los grupos de WhatsApp, una vuelta por Facebook, rápida para que no te amargue el día, pones la televisión, pero no la escuchas… cifras…
9:00. Entras en Teams y allí están los cientos de mensajes, las fotos de los cuadernos, unas desenfocadas, otras tan alejadas que es imposible distinguir letras de números, preguntas sin interrogación, interrogaciones sin preguntas… y, detrás de todo, ese maremágnum de mensajes, tus chiques, tan asustados como tú, tan perdidos como tú y buscando la tranquilidad y la seguridad que sienten a tu lado…
11:00. Toca quitarse la chaqueta de la inseguridad y el miedo, y ponerse la careta de la tranquilidad. Los mensajes se convierten en las dos horas de conexión en la que elles están cerca. Leemos el “Diario de fin de semana”, donde no existe el encierro para nadie, donde cada une ha viajado libre, donde algunes nos cuentan lo felices que son con sus padres en casa y donde otres han vivido aventuras en la India o en Japón. En esas horas la tiza ha dado paso al rotulador Veleda, el profe de siempre se ha convertido en una pantalla en la que desaparece por la derecha y aparece por la izquierda; unas veces con peluca; otras, con camisa y corbata, con bigote, con sombrero…
14:38. Contestas a la duda, respondes al mensaje, mandas una foto, corriges y respondes al correo…
16:40. Comienzas a preparar la clase de mañana, sabes que es difícil resolver las dudas desde la distancia, ejemplos, videos, actividades
18:34. Videollamada de un alumne que llora porque tiene miedo
20:00. Aplauso en el balcón…
20:05. Revisión de programación…
20:26. Te reclaman en el salón para resolver las dudas de matemáticas de tu hije que está estudiando Secundaria…
22:30. Miras el plato y piensas en todo lo que no te ha dado tiempo a terminar…
23:00. Último empujón…
01:00. Por fin se acabó el día.
Día __ de confinamiento.
8:00. Suena el despertador…
