– ¿Cómo has vivido este 8-M?
Ha sido un 8M muy especial. El 2020 ha supuesto un baño de realidad en el que ha quedado muy visible la importancia y esencialidad de la tareas y sectores de las mujeres, y que somos el eje vertebrador de la sociedad, lo que vienen siendo las reivindicaciones del movimiento feminista que exige poner la vida en el centro. El feminismo cuestiona las bases sobre las que se sustenta
el capitalismo patriarcal, y quienes viven de este privilegio lo atacan, consiguiendo precisamente el efecto contrario, nos refuerza y nos impulsa
para seguir por el camino correcto.
– ¿Crees que las reivindicaciones del feminismo están integradas en tu trabajo? ¿Qué crees que falta para impulsar la igualdad desde tu puesto de trabajo?
No tengo ninguna duda, el feminismo es un eje vertebrador del sindicalismo del siglo XXI. La lucha de CCOO como agente social frente a la desigualdad es incuestionable y para ello el feminismo se ha integrado transversalmente. Son
necesarios más recursos para esta tarea, y en ello estamos.
– ¿Qué crees que puedes aportar tú desde tu trabajo? ¿Y el sindicato?
Mi trabajo en el sindicato aporta perspectiva feminista en los puestos de trabajo, en la negociación colectiva, en las reivindicaciones, en las empresas… Una perspectiva que ha estado ausente durante muchos años y que ahora estamos integrando, con el objetivo de reducir la brecha entre mujeres y hombres en todos los ámbitos que nos competen.
– ¿Cómo ves la evolución de la perspectiva feminista a lo largo de tu vida personal y laboral, y por qué consideras que debemos seguir luchando?
Tuve la gran suerte de tener como referencia a una madre trabajadora y luchadora que sacó adelante a 4 hijas sola, lo que desde muy pequeña me hizo darme cuenta del valor y las dificultades de su vida.
En la facultad una profesora nos orientó y facilitó la elaboración de nuestro propio discurso feminista y el reconocimiento de todas esas mujeres permanentemente silenciadas, su trabajo y sus logros se han invisibilizado dejándolas relegadas a tareas reproductivas y de cuidados. Desde ese punto de vista solo cabe un reconocimiento de la situación de desigualdad de las
mujeres en el mundo y la aplicación de una perspectiva que hasta hace bien poco no se tenía en cuenta por más que nos esforzáramos. Hay que seguir luchando porque queda un largo camino por recorrer y no nos lo están poniendo fácil.
