Mejora de la formación inicial

ESTRUCTURAR UN NUEVO MODELO DE FORMACIÓN INICIAL DEL PROFESORADO ES UNA DE LAS CUESTIONES MÁS COMPLEJAS QUE ENFRENTAMOS. Y lo es por varias razones, pero una de las más importantes es que hay que conjugar las culturas profesionales de instituciones tan complejas como la Universidad, las administraciones educativas, los propios sistemas educativos, los centros, las familias, el contexto social y cultural…

Por ello, el reto es de enorme envergadura, ante un futuro definido por el cambio y la incertidumbre, en el que la amenaza de propuestas totalitarias y populistas que impulsan soluciones simples ante problemáticas complejas cada día parecen tener más éxito.

En esta dirección, que debe ir acompañada de un cambio estructural del sistema educativo, se plantean las siguientes propuestas:

  • La Universidad debe seguir siendo la principal institución responsable de la formación inicial del profesorado. Contará en este proceso con la colaboración de los centros y de las administraciones educativas.
  • Todos los grados universitarios deberían reservar un cupo de plazas para aquellas personas que quieran dedicarse a la docencia, separadas de otras opciones. Estas deben estar abiertas y ser flexibles, pero deben existir. De igual modo, la opción dirigida a la docencia tendrá un carácter globalizador en cuanto al abordaje de los saberes científicos y didácticos, conectados con las necesidades de las aulas de las enseñanzas no universitarias.
  • Avanzar hacia una formación inicial del profesorado de carácter global y multidisciplinar, con el fin de conseguir un profesorado altamente cualificado.
  • Se considera necesario un cambio en la estructura del currículo de los estudios universitarios, con mayor importancia y duración de las prácticas de enseñanza en los centros educativos (prácticum).
  • En este sentido, se plantea un modelo curricular flexible y concurrente que ofrezca una profunda visión científica, psicopedagógica y didáctica de las distintas materias, sin olvidar su compromiso ético y colaborativo, y su aplicación en la práctica.
  • Los distintos aprendizajes disciplinares que se aborden estarían enmarcados en un enfoque competencial para enfrentarse a los retos del siglo XXI. Este planteamiento tiene que enriquecerse con un decidido compromiso con:
    • La coeducación y las diferencias de género, para dar respuesta a la diversidad de todo el alumnado.
    • La preparación en el uso educativo de las tecnologías de la información y de la comunicación.
    • Un enfoque inclusivo y reconocedor de la diversidad lingüística de nuestro Estado, que marque los procesos de aprendizaje de las lenguas, tanto vernáculas como extranjeras, alejado del enfoque actual del mal llamado bilingüismo que, en muchos casos, únicamente ha servido para reforzar la inequidad y la segregación escolar, y que se ha convertido en una potente herramienta clasificatoria para el alumnado y los centros.
    • La formación específica en gestión de grupos, promoción de la convivencia democrática y resolución de conflictos, y una formación inicial en metodologías participativas, activas, experienciales y motivadoras.
    • El conocimiento actualizado científico-técnico de alto nivel.
    • La comprensión sobre los procesos de construcción del conocimiento y los procesos cognitivos que lo sustentan.
    • La reflexión sobre la propia educación y sus fines.
    • El conocimiento y la potenciación del papel de la comunidad, con todas sus riquezas, como elemento fundamental del proceso educativo.
    • La capacidad para informar e implicar a las familias.
    • La preparación para la toma de decisiones colaborativas y el trabajo en equipo y cooperativo.
    • Reforzar la función pública, democrática y social del colectivo docente.
    • Asegurarse de que en la formación inicial se incluyan las evidencias sobre lo que mejor funciona en la educación.
    • Incluir formación en equidad, género y sostenibilidad y, en general, derechos humanos y de la infancia.
    • Conocer los acuerdos y recomendaciones internacionales más importante referidas a la educación.

Como vemos, en la propuesta de CCOO es fundamental dotar de sentido a la Formación Inicial para trabajar desde el principio con los y las futuras docentes respecto de cuál es su función y cuáles sus tareas una vez que empiece su carrera profesional.

  • El nivel de máster debe ser el requisito común de los y las docentes que vayan a ejercer en los centros públicos, concertados y privados. Este proceso debe ir acompañado, de manera ineludible, de un generoso programa de becas y de la equiparación de los precios de los créditos del máster con los del grado, para que los condicionantes socioeconómicos no sean el elemento definitorio de la continuidad o el abandono. De igual manera, sería necesario que se incrementasen de manera notable las plazas públicas de estos estudios.
  • El prácticum debe ser una pieza fundamental en la formación de los/as futuros/as docentes. Este requiere de una red de centros expertos con profesorado y recursos dedicados expresamente a la tarea de formación en práctica. Debe llevarse a cabo exclusivamente en centros públicos con un reconocimiento profesional y económico para los/as tutores/as.

A todo ello habría que unir el enorme desajuste entre el número de alumnos/as de estudios orientados a la docencia no universitaria y la oferta de trabajo como docente. Desde CCOO hemos denunciado desde hace años el déficit de docentes y la necesidad de incrementarlos, así como de incorporar nuevos perfiles de apoyo a la docencia. Tendríamos que hablar, en vez de desajuste, de una falta de planificación de la carrera profesional. Nunca sobran docentes.

La propuesta de CCOO es la ineludible planificación global de las necesidades de profesorado y del acceso a los grados universitarios relacionados con la profesión docente, tanto inicial como durante el periodo de formación.

Desde CCOO consideramos ineludible alinear la oferta a la posible demanda, con la reducción de ratios y con la implementación en tiempo lectivo de las labores de coordinación y planificación, junto con la formación permanente del profesorado, entre otras actuaciones, que permitiesen mejorar la profesión docente.

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