Este año se vuelven a proclamar los derechos y la situación del personal educativo, instando a que se aplique esta efeméride en todo el mundo, y que se transforme en un día para defender los derechos humanos y el bien público que deben garantizar los Estados.
Los derechos y las condiciones laborales del personal educativo deben estar protegidos frente a la privatización y la externalización de los servicios públicos, así como tener derecho al trabajo decente, que incluya los cuatro pilares de la OIT: protección social, derechos en el trabajo, diálogo social y la creación de empleo de calidad.
Las remuneraciones y los salarios del personal educativo deben ser justos y equitativos en función de su categoría profesional, formación y especial responsabilidad, que les aporte poder adquisitivo, bienestar económico y social, y una calidad de vida saludable, con buenas perspectivas de futuro, laborales, personales y familiares.
En muchos países existen lagunas e interrogantes importantes sobre nuestro colectivo: quiénes lo componen, sus tareas y funciones, qué categorías profesionales incluye, las condiciones de trabajo, sus funciones específicas, su representación sindical, etc. Afortunadamente, en España no es así, aunque aún hay dudas sobre su definición por parte de las administraciones educativas. En FECCOO no tenemos dudas sobre quiénes somos, qué hacemos y a quiénes representamos.
Algunos datos
Recientes investigaciones marcan diferencias y similitudes en nuestro colectivo. Los datos señalan que, fundamentalmente, quienes respondieron eran mujeres, de entre 40 y 50 años, con tareas administrativas, en puestos de enseñanza y aprendizaje, mayoritariamente con contratos a tiempo completo, que en algunos países tenían una duración de un curso escolar.
La encuesta muestra que entre el 60% y el 90% de quienes respondieron no estaban de acuerdo con sus sueldos, lo que va en directa relación con el hecho de que en algunos países el personal educativo se encuentra en los niveles salariales más bajos. El estudio también considera que el sector tiene pocas oportunidades de promoción o de asumir mayores responsabilidades.
Existe una clara discordancia entre el bajo estatus del personal educativo (a nivel profesional y salarial), y sus funciones. No obstante, la mayoría siente satisfacción con la labor que ejerce, pero no con su reconocimiento profesional. En general, el personal está muy comprometido con su trabajo, pese a los bajos salarios y la preocupación sobre la permanencia o seguridad de su empleo, sobre todo debido a la alta temporalidad y la precariedad.
En definitiva, el personal educativo pareciera recibir escaso reconocimiento por su trabajo, pese a que durante la pandemia se puso en evidencia que es un colectivo esencial para el buen funcionamiento de la educación.
