Kristau Eskola, AICE y su deuda permanente con sus trabajadores y trabajadoras

Un triunfo de la lucha sindical que no debemos dejar en un segundo plano por culpa de esta pandemia que todo lo arrasa.

El pasado curso ha sido el curso del triunfo de la lucha sindical en el sector de la Educación Privada de iniciativa social de Euskadi. Un clamoroso triunfo de la lucha obrera, que ha terminado con diez años de huelgas, movilizaciones, tensas negociaciones, incertidumbres y vacíos legales que han caracterizado las relaciones laborales entre Kristau Eskola, AICE y sus trabajadores y trabajadoras. 

Un triunfo que se ha ratificado con la firma in extremis, con fecha de 17 de julio, en medio de una pandemia que injustamente fagocita toda la información que no tiene relación con la enfermedad. Un triunfo que merece y justifica todo reconocimiento que pueda darse, puesto que, sobre todo, se ha producido por el esfuerzo, la constancia y la valentía de un colectivo de trabajadoras y trabajadores que han sido capaces de no desfallecer en diez años de agotadora movilización.

A comienzos del pasado curso, con una negociación colectiva bloqueada, y ante la pasividad tanto patronal como del departamento de educación, sólo el aviso, convocatoria y posterior puesta en marcha de una huelga general de un mes de duración en noviembre de 2019, consiguió que los sindicatos situáramos nuestro largo conflicto en el punto de mira de toda la sociedad vasca, a pesar de los diez años anteriores de continua conflictividad. Tras los dos primeros días de huelga y una intensa negociación a tres bandas, con patronales y departamento, CCOO Irakaskuntza, ELA y STEILAS, conseguimos la firma, un acuerdo de fin de huelga que supuso la consecución de todos los objetivos marcados en la plataforma intersindical. 

Tras la firma y debido a la importancia de lo conseguido, lograr la redacción y  firma de un nuevo convenio colectivo que reflejara todo los compromisos adquiridos no ha sido fácil, y mucho menos en esta situación de pandemia. Aun así, tras unos últimos estertores agónicos de Kristau Eskola y AICE, que se resistían a asumir lo pactado, y una llamada de atención por parte del departamento de educación, por fin el 17 de julio de 2020 los sindicatos CCOO Irakaskuntza, ELA y STEILAS, forzamos a las patronales del sector a la firma del Convenio Colectivo de Centros Educativos de Iniciativa Social de Euskadi 2020-2021. Han sido 10 años de fuerte  lucha sindical, con más de 30 días de huelga, pero los frutos son muy satisfactorios.

El convenio incluye mejoras salariales, la recuperación de gran parte del poder adquisitivo perdido con la crisis de 2010, reducción en la carga de trabajo, en la jornada anual, y sustanciales mejores en las condiciones laborales, sobre todo de los colectivos más precarizados en el sector. 

Pero sobre todo, un acuerdo de recolocación que ya ha dado también sus frutos. En los últimos quince días de julio, la comisión de recolocación creada al efecto, ha conseguido la recolocación de todo el personal de todos los centros educativos afectados por este convenio y que resultaba excedente por el descenso de natalidad y matriculación, y que por lo tanto habría perdido su puesto de trabajo. Todo este personal ha sido recolocado en otros centros educativos del sector, garantizando así un mantenimiento pleno de los puestos de trabajo. Esta recolocación ha sido posible porque el convenio incluye un acuerdo de jubilación anticipada por contrato de relevo al 75%25, avalado por el departamento de educación, lo que fuerza la creación de vacantes indefinidas al 100% de jornada.

Podemos decir, sin temor a resultar pretenciosos, que todo ello ha supuesto un éxito sin precedentes en la educación privada, y que se debe única y exclusivamente a la lucha sindical. Otros convenios y otras negociaciones, más complacientes con la patronal tienen ahora un espejo donde mirarse. Estos diez años han culminado con varios hitos importantes: ningún otro convenio colectivo relacionado con la educación reglada, ni de Euskadi ni del Estado ha conseguido impedir los recortes salariales aplicados a la educación entre los años 2010 y 2016. Ningún otro ha conseguido la devolución de las cantidades salariales no pagadas. Ningún otro ha conseguido incrementos salariales  por encima de los estipulados en la financiación pública, y ningún otro ha conseguido evitar que se liguen salarios a financiación pública, garantizando la continuidad de la negociación salarial como base de la negociación colectiva. Ningún otro convenio ha conseguido un acuerdo rejuvenecimiento de plantillas, que ya está en marcha, a través de la jubilación parcial con un contrato de relevo al 75/25, contrato que garantiza la creación de vacantes al 100% de jornada y de carácter indefinido a cubrir, necesariamente, a través de la recolocación de aquellas personas que puedan perder su empleo en el sector por el descenso de la natalidad. Y sobre todo, ningún otro convenio ha conseguido lograr este último objetivo al 100%. Y repito el dato, porque es crucial: al 100%. 

Está claro que no todo está cerrado, el trabajo continúa. Las condiciones y las particularidades que han caracterizado a esta negociación ha hecho que aún queden algunos aspectos por desarrollar, algunos muy importantes, como pueden ser la regulación de las condiciones laborales en Formación Profesional, y también debemos velar por que se apliquen las condiciones del convenio en los centros, reticentes en su mayoría, por lo que la extensión sindical será un trabajo importante de cara a este curso. 

Pero, por muchas pandemias que se pongan en nuestro camino, el triunfo de la lucha de los trabajadores y las trabajadoras de los centros de iniciativa social de Euskadi pronto estará publicado en el Boletín Oficial del País Vasco. Y seremos referente. Somos referente.

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Julen Llanos

Responsable de Educación Privada de CCOO Irakaskuntza


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