A VECES NO QUIEREN APRENDER, retardan, pasan, se oponen, rebotan…
A veces, obedientes, estudian para el examen, hacen los deberes, y olvidan.
Esta es la gran presión que actúa sobre el profesorado. Más que sus familias, más que la dirección, más que la Consejería, incluso más que la OCDE y los medios de comunicación juntos, el alumnado nos interpela. Precisamente el alumnado que más necesita al sistema educativo porque no viene “educado de casa”.